Requiem por la publicidad.
La
publicidad ha muerto. Sé que hacer esta afirmación
puede parecer osado por mi parte, pero a lo largo de esta exposición
quedará demostrado el por qué de mi posicionamiento.
Mi
vida profesional se ha desarrollado entorno a los medios de
comunicación (revistas sectoriales, radio, televisión,
soportes exteriores, prensa escrita, prensa especializada...); en
estos años he podido observar como la inversión de las
empresas en estos soportes ha ido disminuyendo de manera
significativa, bien sea por la crisis, bien porque estos éstos
han perdido parte de su eficacia a la hora de comunicar y de llegar a
los consumidores.
La
publicidad no vende. A diario recibimos miles de impactos
publicitarios que nos asaltan a cada paso que damos, toda esta
información resulta difícil de ordenar en las mentes de
los consumidores, el exceso creativo en su elaboración y la
pérdida de poder de prescipción por parte de los medios
constatan este hecho.
El
Marketing Directo le ha ganado la partida a la publicidad. Un anuncio
de televisión de la Asociación Autocontrol, en un
intento de hacer honrada la publicidad, decía lo siguiente:
“la publicidad emociona, entretiene.......” pero no decía
nada de vender. Esto es lo que necesitan las empresas hoy en día:
VENDER. Es aquí, donde el Marketing Directo le gana la
partida; pero además, tiene otra ventaja muy palpable en estos
momentos: la INVERSIÓN es MENOR en este tipo de acciones.
Luego el mix perfecto es vender más, invirtiendo menos.
La comunicación ha cambiado. La forma de comunicarnos con nuestro
entorno, con nuestros clientes ha cambiado de manera radical en los
últimos tiempos; la aparición de internet y de los
social media ha revolucionado el proceso de comunicación.
El
medio ha perdido la importancia, el mundo es más complejo, ya
no hay un emisor y un oyente que escucha pasivo los mensajes; gracias
a esta revolución social, la comunicación es como la
luz proyectada sobre un salón de espejos, existen muchos
emisores que emiten mensajes y los comparten entre sí, aportan
feedback y enriquecen la comunicación con sus aportaciones, no
se limitan a escuchar, interaccionan entre si formando nodos.
Internet abre una puerta a las marcas, para dejar de disparar sin
sentido, para escuchar a sus clientes y responder a las demandas del
mercado de una manera directa y personalizada.
Las
agencias de publicidad se suicidaron. Jugaron a ser comisionistas a
quedarse en la intermediación entre el cliente y el medio,
para que ganase importancia la creatividad, ese añadido que es
el resultado “a veces” de un breafing. Añadieron Intertnet
en sus cuadros de tarifas de medios, no entendiendo que internet no
es un medio, sino un generador de medios; se limitaron a mantener las
fórmulas publicitarias del mundo off line (un faldón se
transformaba en un banner) pareciendo productos análogos en
universos paralelos. Obviando que los mundos off line y on line no
son diferentes sino complementarios.
La
publicidad tradicional ha muerto. Me he dado cuenta de esto esta
tarde frente a la televisión, mientras contemplaba como casi
todos los anuncios nos remitían a visitar sus redes sociales
para obtener más información de la campaña, para
participar en ella o para que nos comunicásemos con la
empresa.