La inspiración para escribir
este post me sobrevino la tarde del lunes cuando me dirigía a
mi casa en coche, cansado de escuchar radiofórmulas, me puse a
bucear en el dial y encontré una emisora donde estaban
poniendo canciones demodé, concretamente sonaba esa que dice:
“yo quiero tener un millón de amigos y así más
fuerte poder cantar”. Como un resorte me vino a la mente pensar en
Facebook, la red social donde conseguir amigos se ha convertido en el
objetivo de empresas y personas que invierten ingentes esfuerzos en
sumar adeptos.

Los adictos sociales están
obsesionados en sumar cada día más amigos, más
followers, coleccionan me gustas... no se si está
diagnosticado o no pero creo que esta puede ser la enfermedad del
siglo XXI, la adicción a la “social life”.
Tener amigos en Facebook es importante
para las empresa, pero ¿hasta qué punto lo es?. Hasta
hace poco creía que tener muchos amigos era positivo porque la
viralidad sería mayor, pero desde fechas recientes he
comenzado a reflexionar sobre lo negativo de tener muchos amigos en
Facebook.
Los amigos de Facebook tienen que ser
como en la vida real, amigos de verdad; es decir, no debemos generar
amigos imaginarios, esos falsos amigos no nos aportarán lo que
en realidad debe reportarnos un amigo, son simplemente un nombre, un
seudónimo o un número.
Tenemos que tener claro que no es
posible gestionar un número grande de amigos, los expertos
como el profesor Robin Dunbar (profesor de antropología humana
de la Universidad de Oxford) hablan de que el cerebro humano puede
gestionar hasta 150 amigos. Es muy difícil atender bien
grandes listados de clientes o amigos, perdemos la interacción
personalizada y se convierte en una interacción mecánica.
Generalmente pensamos que tener una
gran audiencia es bueno, solemos decir que cuanta más gente
reciba nuestros mensajes mejor, pero este punto también quiero
cuestionarlo. Porque lanzamos mensajes al espacio pero son pocos los
que segmentan las audiencias en su Facebook, muy pocos piensan en
cuál es su audiencia útil, con cuántos amigos
tiene que quedarse uno para que la comunicación sea efectiva.
Si analizamos nuestros listados de amigos nos daremos cuenta de que
con un amplio número de ellos no tenemos contacto y que si los
eliminásemos no pasaría nada; pero esto tiene un coste
emocional importante, a nadie le gusta perder audiencia.
En Facebook lo importante no son los
contenidos, lo importante: son los comentarios, las veces que
comparten la información, las actualizaciones o los me gusta.
Todo esto convierte la plataforma en un elemento de presión
social sobre el que publica contenidos a pesar de que a muchos de
ellos no los conozca o no los haya visto en muchos años.
Otro de los errores que suelen cometer
los usuarios de Facebook es el intentar ganar audiencia a costa de
los amigos de sus amigos, se creen que “los amigos de mis amigos
son mis amigos”, pero eso es totalmente falso, con esta medida se
aumenta en número pero se pierde el control y la información
puede generar conflictos al moverse en círculos cerrados e
incluso puede ser perjudicial para la reputación social.
Esto solo es una pequeña muestra
de algunas de las problemáticas que nos genera el tener muchos
amigos en Facebook, seguramente cuando leas esto reflexionarás
y te plantearás redefinir tu estrategia de amigos, cuando lo
hagas recuerda que el concepto de audiencia útil es
fundamental para manejar nuestra comunicación.
Querer comunicarse es inherente al ser
humano, las Redes Sociales te permiten esto con suma facilidad, pero
después de analizarlas me he dado cuenta de que yo NO “quiero
tener un millón de amigos para ser feliz”.
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