Reiniciar adaptándose al nuevo escenario.
Hay momentos en la vida
en los que toca reiniciar, comenzar de nuevo, dejando el lastre que
nos impide avanzar, afrontando el presente y el futuro desde nuevas
perspectivas; adaptándose a los cambios en la sociedad, en los
mercados y en las propias empresas.
Es tiempo por tanto de
desenfocar la realidad y de ver desde otra perspectiva la forma que
tenemos de interaccionar las empresas entre nosotras, sobre todo las
que somos complementarias,o dicho de otro modo las que somos o
podríamos ser proveedoras las unas de las otras.
Las épocas de los
grandes presupuestos en marketing y de los grandes patrocinadores se
han acabado, las necesidades del guión son otras y debemos de
cambiar la mentalidad en pro de conseguir unos resultados óptimos,
ya sea organizando eventos o campañas de captación
comercial. En un momento donde las empresas se ven agobiadas ante la
falta de recursos y financiación, tenemos que echar mano del
ingenio para poder seguir realizando nuestra actividad, más
aún si tenemos en cuenta que esta escasez de recursos nos
limita la capacidad de negociación con nuestros proveedores.
A pesar de que pueda
parecer una situación muy complicada es el momento de
aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Serán
aquellos que se adapten mejor a la situación, los camaleones
del marketing, los que obtengan pingües beneficios en su
actividad. Pero no nos confundamos, adaptarse no es lo mismo que
sobrevivir, adaptarse es adecuarse a la realidad, aclimatarse a este
nuevo escenario asumiendo los cambios necesarios.
Nuestro proceso de
cambio, de desenfoque, de visión lateral de las cosas nos ha
llevado a recuperar la figura del trueque, una fórmula que
nace en el neolítico y que tiene en estos momentos un fermento
adecuado para triunfar en el contexto económico en el que nos
movemos (ausencia de dinero y un gran excedente de bienes y servicios
que no se venden porque las empresas o personas no están
dispuestos a comprar). Si, aplicamos una visión del marketing
basada en el intercambio de productos y servicios sin que intermedie
el dinero en estas operaciones, fundamentalmente con nuestros
proveedores a los que hemos convertido en nuestros partners, nuestros
socios del negocio, a los cuales les aportamos con nuestro trabajo
soluciones a sus necesidades y ellos satisfacen las nuestras en igual
medida.
Seguramente te estarás
preguntado dónde está el negocio o de dónde
sacamos el dinero para pagar nuestras facturas, pues es muy fácil
de decir pero muy difícil de explicar, básicamente lo
que hacemos es convertir ese compendio de servicios intercambiados en
un único servicio atractivo que tenga un mercado al cual se
lo podamos vender. A esto último le llamamos el proceso de
tangibilización económica de la cadena de trueques.