Platón y el Marketing.
Después
de diez años dedicándome al marketing decidí
salir del cascarón, quise romper la burbuja que tanto tiempo
me había protegido, sentía la necesidad de hacer algo
diferente ya que cada año que pasaba notaba como el escenario
estaba cambiando de manera vertiginosa y yo parecía no
avanzar.
Un
día me desperté de un sueño kafkiano y fue
entonces cuando me di cuenta de que me había convertido en
individuo tosco, apático, rutinario y sin creatividad; estaba
tan viciado por las estructuras donde me había movido a lo
largo de mi carrera profesional que lentamente fui claudicando a mi
instinto innato, a los elementos que me diferenciaban como
profesional del marketing.
Una
vez encontrada la esencia, releí los libros que me habían
servido de inspiración a lo largo de la vida; así, y
por este orden: La República de Platón, El Príncipe
de Maquiavelo, El Arte de la Guerra, El No miedo, Las 22 leyes
inmutables del Marketing y los siete pecados capitales del Marketing.
Pero
fueron Platón y su “mito de la caverna” los que me
hicieron reflexionar profundamente y poner en tela de juicio lo que
muchos profesionales del marketing estaban haciendo. Estábamos
viviendo en la caverna, viendo solo las sombras que la burbuja
económica y los tiempos de bonanza nos permitían ver,
pero la realidad era otra; el mundo real estaba fuera, una realidad
más profunda y completa. A pesar de que era más cómodo
quedarse dentro y seguir creyendo en las sombras y en las teorías
de los que hacían marketing de manera tradicional -porque no
sabían o no creían que el mundo del marketing había
cambiado-, decidí abandonar la caverna y ver el mundo en
color, en tres dimensiones, abrazar el 3.0... y me sentí
libre, renovado, ilusionado y feliz; recuperé entonces mi
torrente creativo y las ideas comenzaron a fluir.
Había
pasado del mundo de lo intangible, al mundo real, al mundo tangible;
el que hace que las mejores ideas se materialicen y puedan ser percibidas
con todos los sentidos a la vez provocando una visión más
completa y fiel de la realidad.
El
nuevo marketing tomó los conceptos del marketing tradicional y
los adaptó al nuevo entorno, incluso creó una
terminología específica. Pero, entendí que no
era necesario elegir entre uno u otro, que si cogía las
diferentes posibilidades y herramientas que nos ofrecen de manera
conjunta y establecía un mix correcto entre ambas, podría
reportar un impacto mucho mayor que si optaba por una única
vía.
Por
tanto, empecé a desarrollar proyectos que pudieran tener la
vertiente on-line y off-line; teniendo como parámetros la
innovación, la diferenciación, la segmentación,
la originalidad, el conocimiento del cliente y de sus necesidades y
sobre todo la eficacia y eficiencia. Dotándolos de cierto
descaro y un toque de locura. Siguiendo estrategias low-cost, a
través de colaboraciones y co-marketing, para minorar o
compartir las inversiones necesarias.
Aprendí
sobre nuevos conceptos de marketing, viviendo cada día nuevas
y enriquecedoras experiencias, intentando descubrir las vías
más eficaces para llegar al corazón de las personas.
Descubrí la importancia de compartir estas vivencias con el
resto del mundo para que esas lecturas pudiesen despertar interés
en las materias de las que iba tratando en mi blog.
Finalmente
entendí que las acciones de marketing se tenían que
tocar y percibir de manera precisa, la mayoría de las veces
tangibilizándolas en dinero para nuestra empresa, pero de un
modo u otro tenían que ser visibles a las personas y las
empresas. Todo esto es una manera muy resumida de contaros lo que es
el Marketing Tangible.